Con el uso musical adecuado, podemos disminuir el porcentaje de abandono ya que éste actúa sobre el rendimiento, mejorándolo y mitigando la sensación de esfuerzo percibido, esto consigue que los objetivos se logren de manera más eficiente.
Además está el grupo, lo que hace que la persona tenga una motivación extra por la adherencia al grupo, generando un factor intrínseco, esto junto a la percepción menor de la fatiga durante el trabajo da en su conjunto una sensación de trabajo menos pesada.
La música es un arte, y como tal, posee una de las bellas cualidades psicológicas y terapéuticas inherentes como arte. Según Poch (2002) la variedad de experiencias musicales terapéuticas (y la asociación con el movimiento) que la música ofrece, da paso a la utilización de programas de musicoterapia orientados a la estimulación y rehabilitación física, sensorial y efectiva de personas que presentan parálisis cerebral y discapacidad física.
En términos generales, participar en experiencias musicales terapéuticas passivo – receptivas o creativo expresivas proporciona pautas estructuradas de movimiento necesarias para el mantenimiento de la salud o recuperación de funciones motrices y desarrollo de habilidades
La música como estímulo tiene la capacidad de integrar en una misma experiencia funciones sensoriales, motrices, emocionales y cognitivas consiguiendo una respuesta global del individuo.
Las técnicas que utilizan la música y el movimiento se fundamentan en los efectos neurofisiológicos de la música. La sincronización música – movimiento se produce en las respuestas motoras asociadas a la estimulación musical, el cual, el estímulo continuo y ordenado (pulsaciones) desarrolla el mecanismo de anticipación del movimiento facilitando y mejorando el control muscular. Los resultados pueden ser temporales o mantenerse gracias al entrenamiento.
Este tipo de experiencias despiertan sensaciones internas y percepción de estímulos externos que favorece a la conciencia del esquema corporal, y la relación con el espacio y el tiempo. El trabajo de los movimientos naturales permite integrar diferentes segmentos corporales.
Sin embargo, no toda la música es válida para todas las actividades, como se puede deducir, los aspectos que se tienen en cuenta para la adecuada selección de la música durante la actividad son:
1. El sonido y la letra tengan relación con lo que se hace
2. El tipo de melodía
3. La armonía
4. El ritmo
5. La intensidad (volumen)
Siendo estas las condiciones específicas que determinan la calidad e incluso mejoran el rendimiento del entrenamiento cuando son tomadas en cuenta. Este conocimiento parte del año 1902 con Macdougalll, siendo el que da las características a valorar de las que hablamos antes.
La música por si sola tiene una influencia directa sobre el ritmo cardiaco, con una modificación global que altera hasta un 2% el ritmo cardiaco de base tanto al alza como a la baja (Bernardi, Porta y Sleight 2006).
Siendo más específicos, si actuamos sobre el tiempo podemos influir en el rendimiento de fuerza, trabajando de manera más concreta con música que oscile entre 100 y 120 BPMs (bits por minutos, para el lector menos familiarizado hablamos del número total de pulsos que emite una canción en un minuto).
Pero si queremos influir de manera más directa sobre el sistema cardiovascular para mejorar la eficiencia aeróbica la selección debe ir de ritmos de 120 a un máximo de 160 BPMs ( Yanguas 2006).
En cuanto al volumen de la música, las mayores mejoras se asocian a un número de decibelios que oscila entre los 70 y 75, siendo el limite saludable un total de 85 decibelios (siempre que no se sostengan por periodos mayores a una hora), superar estos baremos puede acarrear lesiones auditivas tanto a los alumnos como a los profesores que impartan estas actividades.
A modo informativo, el 90% de los clubs que operan con formatos de actividades musicales trabajan por encima de 105 decibelios, lo que entendemos que es por una falta de información por parte de los profesionales así como de los usuarios de las consecuencias lesiónales a medio y corto plazo que se pueden producir.